La niña de mis ojos

La niña de mis ojos

El sol abrasaba desde lo más alto, aquel calor era sofocante para ellos, venian de las tierras del norte y no eran de acostumbrar aquellas temperaturas. Cabalgaban lentos por la arena, dejando tras de sí la pesada huella de sus caballos.

La niña parecía divertida con el balanceo del animal, pensaron que se pasarían el camino oyendo su llanto, sin embargo una hermosa sonrisa acompañaba continuamente su rostro, convirtiéndose en carcajada cuando sus ojos cruzaban con los de Shaluk.

– Parece que le gustas. – afirmó Liria con una sonrisa burlona.

El contestó con una mirada ruda de desaprobación, le había molestado el comentario, no era un hombre de hogar si no un soldado de muerte, sus cicatrices lo demostraban. Eso se decía a sí mismo, pero sabía perfectamente que si le había molestado, era porque realmente algo tocaba su alma con ternura cuando miraba a la pequeña criatura que portaba.

– Deberías ahorrar tus energías para no deshidratarte en lugar de gastarlas diciendo sandeces.

– Jajajajajaja – escandalizó Liria con su sonrisa – dirás lo que quieras pequeño, pero estoy segura de que serias un gran padre – miró profundo dentro de esos ojos que la enamoraban y luego sonrió – Estoy orgullosa de tí machote.

Siguieron cabalgando juntos conversando de cosas banales.

Mientras tanto Alamán ya corría montado en su cabalgadura, era primordial recuperar a la pequeña princesa con vida y les llevaban horas de ventaja, para ello, había reunido a sus cinco hombres de confianza y habían salido uno en cada dirección para explorar las rutas que se abrian desde el palacio. La potencia de las patas de su caballo al pisar la tierra árida, iba dejando una estela de polvo que le hacía parecer galopar en el aire.

Pronto llegó a una atalaya desde la que se divisaba la inmensidad del valle, desmontó y se acercó al precipicio, extendió su brazo derecho con potencia y casi de inmediato se posó en el Sargan, una inmensa águila blanca de una envergadura sobrenatural. Alamán le dirigió una mirada seria y firme, luego relajo las rodillas y se alzó haciendo despegar al buscador, el cual salió raudo dejando a su amo.

No tardó en localizarlos, estaba adiestrado para sobrevolar las tierras cercanas y llevarse algo consigo que diese pistas a su amo de la localizacion de la presa. Desde su posición se podían atisbar dos cabalgaduras montadas que avanzaban delante de él, a la izquierda una figura masculina envuelta en oscuras ropas ceñidas que dejaban intuir un cuerpo fuerte y moldeado, a la derecha una mujer de iguales características cuyo pelo rojizo como el fuego se dejaba azuzar por el viento.

Descendió unos metros y voló en círculos buscando el modo de hacerse con su botín.

– Shaluk, ¿has visto eso?, parece que alguien tiene hambre.

– Si, le he visto, parece que se aleja. Creo que no le pareciste suficientemente apetitosa, ha olido tu veneno desde lejos. – Rió a carcajadas, Liria por su parte gruñó ofendida torciendo el gesto.

Se detuvieron a descansar escasos metros más allá, se apostaron a la orilla de un pequeño rio que fluía lento. Shaluk estaba parado mirando la lejanía mientras los caballos bebían, Liria se acercó por su espalda una vez hubo acomodado a la niña.

– ¿Estás bien? Pareces preocupado – preguntó mientras se abrazaba a su espalda.

El suspiró y se dio la vuelta para devolverle su abrazo. Sus ojos volvieron a tropezarse con los de la pequeñaprincesa Elermín que le volvió a sonreír tierna.

– ¿Crees que hacemos lo correcto?

– Cariño – Liria le miró a los ojos, le sonrió y acaricio su pelo – Si es correcto o no, no es nuestra decisión. Solo sé que nuestro pueblo la necesita, ya has oído al mago real.

El asintió penoso, acariciando la mejilla de su amada, miró unos segundos sus labios y luego los beso llenándose de ellos.

– Quédate con la niña, iré a buscar algo para cenar.

Liria hablaba con la pequeña, le explicaba como encender un fuego mientras lo hacia, de pronto la sobresaltó un grito que rompió el cielo, el graznido anunciaba su llegada, Sargan vio su oportunidad y la aprovechó. Se lanzó veloz para recoger su trofeo, pero no contó con la rapidez de la mujer, que hábil sacó su arma y arremetió decidida contra el animal. El ave evitó el embiste, pero ahora para él no era solo cuestión de recompensa, Liria se convirtió en ese momento en su enemigo. Volvió a ascender furioso, para cargar con toda sus fuerzas en un vuelo picado, esta vez no tuvo tiempo a reaccionar, la bestia ya estaba sobre ella cuando quiso defenderse.

El golpe fue rápido, incluso indoloro pero cuando el animal se separó de ella supo lo que había pasado. Las cuencas de sus ojos quedaron al descubierto dejando ver la oscuridad de lo profundo, la sangre lloraba hirviendo por sus mejillas. En ese mismo instante mil imágenes pasaron por su mente, los campos verdes de su tierra, el color del fuego ardiendo en la chimenea, el azul de los mares que bañaban su hogar, los ojos que amaba, aquellos hermosos ojos que portaba su amado y que le abrían la ventana a su alma. No podía ser posible, no podía vivir sin ver sus ojos, no podía estar pasando.

– No, no, no, noooooooooooooooo – la angustia se apoderó de su pecho ahogándola en un grito desesperado que termino tirándola de rodillas al suelo.

– Shaluuuuuuuuuk – su grito se quebró y fue desvaneciéndose poco a poco hasta ahogarse de nuevo.

El águila ensangrentada retomṕ de nuevo el vuelo con su trofeo ahora entre sus garras, batió con potencia sus alas varias veces levantando una nube de arena que lo cubrió todo y luego, como de la nada, salió en vuelo veloz rompiendo la nube.

Shaluk corría con su arma preparada, tenia que forzar sus ojos para poder ver entre el polvo, vislumbró su ovillada sombra en el suelo, se agachó sobre ella para comprobar su estado y cuando vio la máscara, no pudo más que gritar venganza.

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comentarios
  1. Vicky dice:

    Esta muy bien, quiero mas.

  2. almudena dice:

    Esta muy bien con ganas de otro

  3. cris dice:

    Muy bueno pero siempre me quedais con ganas de mas

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